Cuando se tiene un hijo, ¿qué es normal hacer? Quererle: todo niño necesita sentirse querido, cuidarle: todo niño requiere que se atienda a sus necesidades, y educarle, todo niño necesita unos referenciales que le permitan ubicarse bien en la vida que le ha tocado vivir. Estas son las necesidades básicas de todos niños y, por supuesto, del niño hiperactivo.
Pero si la confluencia de estas variables no siempre es fácil, en un niño hiperactivo puede ser algo más compleja. Las características personales de estos niños, van a influir en que todo resulte más complejo. ES PRECISO PONERSE PRONTO EN MARCHA.
La hiperactividad (T.D.A. o T.D.A.H.) es un trastorno de origen neurológico y de transmisión probablemente genética, que afecta al niño desde su nacimiento, manifestándose de forma evidente ya desde los primeros años de vida, y que se prolonga hasta la vida adulta. Afecta a la atención (a la selección focal y sostenida), al control de la actividad, manifestando un exceso de movimientos incontrolados (hiperactividad), y a la capacidad de inhibir o frenar sus pensamientos o comportamientos (impulsividad). Estos tres factores no se dan en todos por igual, pero estarán presentes, variando la intensidad, en todos los actos de la vida del hiperactivo, incidiendo en su capacidad de aprender (un estilo cognitivo característico) y en sus conductas. Se manifestará, por tanto, en los dos ámbitos en los que fundamentalmente se va a desarrollar el niño hiperactivo: la familia y la escuela.
Existe una hiperactividad física (T.D.A.H. Trastorno Déficit de Atención con Hiperactividad), y una hiperactividad predominantemente atencional (T.D.A. Trastorno Déficit de Atención), ésta segunda, porque no se manifiesta tan llamativamente, se suele diagnosticar, lamentablemente, más tarde.
Los padres y profesores deberán ser sensibles a percibir las anomalías evolutivas que el niño manifiesta para tener una detección precoz que garantice una buena evolución. Los padres que tengan sospechas deben acudir al psicólogo y al neurólogo para que, lo antes posible, se verifique el diagnóstico o se descarte.
¿Qué debemos hacer?
- En esa “ocupación” que todos debemos tener de nuestros hijos es necesario observar su evolución. Observar y estar atento a las indicaciones de los profesores, a veces ellos pueden ver más indicadores que los mismos padres, no obstante, ellos no serán los responsables, los verdaderos responsables son los padres.
Si se observa que es un niño especialmente inquieto, que no atiende (a veces se confunde con que es desobediente), es preciso ponerse en marcha para confirmar o descartar diagnóstico. Profesionales capacitados y experimentados (psicólogos) pueden valorar si lo que los padres ven obedece al cuadro Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad.
Si la valoración es positiva no se asuste, después de ella su hijo es el mismo que antes, pero tiene la oportunidad de empezar a encauzar su vida. Cuanto antes lo detecte, antes podrá empezar a actuar y más facilidad dará a su hijo para vivir bien con su hiperactividad. El pronóstico de un niño hiperactivo es mucho mejor si se le coge a tiempo y se empieza a intervenir con prontitud
NO ES CULPA DE LOS PADRES que haya nacido así. Cuando nacemos todos traemos una historia genética, de la cual partimos. Después, partiendo de nuestro ser, las personas tenemos la capacidad de construir nuestra vida. Esta será la gran meta de los padres, favorecer que su hijo hiperactivo se vaya construyendo bien.
- El tratamiento de un niño hiperactivo debe ser Multimodal.
- Si el neurólogo le ha recomendado fármacos es importante para él este tratamiento, le permitirá vivir controlando mejor su impulsividad y su atención, aunque estos fármacos no curan, controlan los síntomas y va a favorecer que los otros tratamientos actúen mejor.
- Es importante además que el niño hiperactivo tenga una tratamiento psicológico que le permita a identificar sus conductas y sus emociones, aprender estrategias de autocontrol y afrontamiento de problemas, favorezca su autoestimas y sus habilidades sociales.
- El 50% de los niños con TDAH padecen otro trastorno en comorbilidad (es decir que tienen más de una dificultad trastorno). Por ende, asegúrese de que se han diagnosticado correctamente todos los aspectos del problema. Busque el tratamiento apropiado y más eficaz para cada uno de los trastornos acompañantes. Si hay trastornos de aprendizaje deberá realizar un tratamiento psicopedagógico, etcétera.
- No menos importante es que los padres profesionalicen su labor educativa con su hijo. Educar un niño con TDAH puede ser una tarea difícil. Las orientaciones de un profesional les pueden venir muy bien para que la educación de su hijo hiperactivo no se conviertan en una continua regañina. Los padres deben prestarse apoyo recíprocamente, es preciso entenderle, discernir qué es lo que su hijo puede controlar y qué no y cómo conducirle hacia un comportamiento adecuado. No permitan que las dificultades hagan que la mayoría de las interacciones con su hijo sean negativas: castigos, comentarios adversos, críticas, etcétera. La educación debe ser positiva.
- Busquen un colegio que le entienda. En principio no hace falta un cambio de escuela. Pero la escuela debe ir a favor del niño, él no es culpable de ser hiperactivo, los profesores deben entender cómo aprenden estos niños y cómo conducir sus comportamientos. No es fácil para ellos porque el grupo hace que no se le pueda dar toda la atención que necesita. Como padres debéis ser comprensivos con los profesores, colaborar intensamente con ellos. Los profesionales que estén tratando a vuestro hijo pueden darles pautas para una mejor adecuación.
Pero si el colegio no os da una respuesta de atención educativa a vuestro hijo, y esto le está perjudicando, no dudéis es cambiarle de centro.
El tratamiento farmacológico y la actuación coordinada de padres, profesores y profesionales, hará que la evolución de niño sea buena y aflore todo lo positivo que hay en él.
Carmen Castelló.
Pedagoga y Orientadora
Directora de ELEA