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“Ser mayor”: nueva etapa, nuevos retos.

Todas las etapas de la vida requieren un proceso de ajuste y cuando éste se realiza en armonía la persona crece, madura, se fortalece. Hay etapas difíciles: la adolescencia, de los 35-40 años, la de “hacerse mayor”,… La clave para vivir una nueva etapa es cerrar el ciclo anterior y construir de forma positiva el nuevo.
 

La persona mayor inicia el proceso del envejecimiento y, en ocasiones, existe una resistencia a aceptar el paso de los años, a admitir la enfermedad y a seguir los  tratamientos necesarios, a reconocer que la fortaleza del cuerpo no es la misma de antes. Todos vamos a envejecer, pero no todas las personas envejecen igual, los patrones de envejecimiento son heterogéneos. Uno de los factores por los que envejecimiento varía de unas personas a otras, es por la diferente forma de afrontar esta etapa.

¿Qué se debe aprender a afrontar?  Que la edad madura ha pasado y hay que aceptar el envejecimiento, que la jubilación de la vida laboral ha llegado, que los hijos nos siguen ocupando y preocupando pero no nos necesitan como antes, que físicamente no se es tan fuerte y que se necesita más a los demás, que la soledad se va haciendo más grande…  Si se ve este panorama desde la visión que se tenía en las etapas anteriores fácilmente se puede caer en una situación de “ya no sirvo”, “no cuentan conmigo” y caer en la desesperanza. No podemos evitar ser cada día mayores que el día anterior, pero si podemos evitar verlo con miedo, con tristeza, con suspicacia, con insomnio, con apatía. La ansiedad, la depresión pueden ser un desencadenante.

Un desgaste inútil es pretender vivir el presente añorando el pasado. Es preciso pasar página para construir el ahora, crear procesos internos de superación que lleven a sentirse mejor, ampliar el círculo de amistades y de comunicación, desarrollar nuevas actividades que produzcan satisfacción, mejorar la comunicación con la familia y entorno, etc.

Entender esta etapa situándose bien en ella predispone a generar una visión positiva, una acción que contribuya a sentirse bien y, en definitiva, proyectar una calidad de vida más saludable física y psicológicamente. Cada etapa de la vida plantea unos retos y a veces las personas necesitamos un acompañamiento, asesoramiento o intervención para salvar los obstáculos de cada edad. Las personas mayores  también precisan este acompañamiento que les ayude a vivir esta etapa con la mayor serenidad, descubriéndose y proyectándose de forma positiva en una nueva forma de vivir y de entender la vida.

En ELEA, Instituto Psicoeducativo hemos creado el Departamento de Atención a  personas mayores, donde conjugamos la realización de talleres  que contribuyan a su bienestar, así como sesiones de ayuda psicológica a nivel individual, o valoraciones neuropsicológicas e intervenciones neurológicas y psicoterapéuticas. Nuestro objetivo es ofrecer a las personas mayores los recursos y estrategias que faciliten una vida plena y satisfactoria.

Carmen Castello Tardajos

Pedagoga. Orientadora

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