Ser adolescente no es fácil. En este periodo el adolescente se ve inmerso en cambios fisiológicos y psicológicos que suponen el proceso de transformación de la niñez a la juventud, cambios que no controla. Comienzan a vivir experiencias nuevas que les hacen tener la sensación de “ser mayor” y de que son capaces de cuidarse a sí mismos. Esto implica para ellos la progresiva necesidad de ir siendo cada vez más autónomos y con menos control externo.
A los padres les cuesta adaptarse a esta nueva etapa y pueden manifestarse de dos maneras extremas: o bien siguen controlando igual que cuando eran pequeños, con la consiguiente rebeldía del adolescente; o bien, esperan que actúe como adulto responsable y la relación se convierte en regañinas y castigos porque no ven en el adolescente los cambios que creen deben aparecer por el hecho de haber crecido, desencadenando en el adolescente, apatía, frustración, desmotivación.
El adolescente debe salir de esta etapa de zozobra e inquietud siendo un joven que cuente con los recursos psicológicos para enfrentarse a la vida con madurez personal. Los padres deben aprender a adecuarse a las nuevas necesidades de su hijo, guiándole de otra manera y haciéndole protagonista de su progreso.
A lo largo de esta etapa se debe dar una transferencia en el control: el adolescente debe aprender autocontrol y a desarrollar metas en su vida; y los padres deben aprender a soltar poco a poco para que él sea capaz de sentirse protagonista de su camino, a pesar de los errores, pero siendo consciente de ellos y con voluntad de progreso. Es una acción sincrónica ya que es necesario que los padres vayan delegando esa responsabilidad sobre el adolescente, pero lo harán sólo si se sienten seguros de que se da en su hijo ese progreso que encamine a generar confianza. No es fácil conseguir este equilibrio y en algunos casos tanto el adolescente como los padres necesitan ayuda terapéutica.
Pretendemos ayudar a los adolescentes y a sus familias a navegar por la adolescencia favoreciendo una transición a la vida adulta marcada por una comunicación que estimule la confianza y una dinámica familiar que ayude a su crecimiento.
Por eso, pretendemos encuadrar cualquier dificultad que pueda aparecer en la vida de un adolescente dentro de este marco evolutivo, favoreciendo, no sólo el desarrollo del adolescente, sino también apoyando a las familias para que tengan una comprensión de la adolescencia y una relación positiva que favorezca una buena evolución.
Acudir a terapia siendo adolescente puede resultar difícil, no por los prejuicios que habitualmente circulan sobre la atención psicológica, que cada vez tienen menos influencia en la decisión de acudir a terapia, sino porque no siempre es una decisión que tome el adolescente, sino que suele ser una decisión de la familia guiada por la preocupación por el adolescente o por el enfado que les trasmite su comportamiento. La terapia requiere que el adolescente sienta necesidad de mejorar, de crecimiento personal y esté dispuesto a iniciar este proceso.
Por otro lado, el adolescente puede no apreciar esas preocupaciones como graves y considerar que puede resolverlas por sí mismo. Además, inicialmente puede tener la creencia de que el psicólogo será una extensión de sus padres y que pretenderá cambiarle al estilo de lo que estos desean de él. Pero la terapia que llevamos a cabo en Elea está dirigida a considerar al adolescente como protagonista de su propio desarrollo. Los padres o profesores serán una fuente de información que nos permitirá conocer cómo se le ve desde la familia y la escuela, para ayudarle a que encuentre una adaptación mejor.
En el proceso terapéutico pretendemos que los adolescentes se enfrenten a sus dificultades de manera autónoma y que aquellas personas que se preocupan por ellos dejen de ser una fuente de agobio y comiencen a convertirse en un recurso de ayuda.
Nuestro objetivo es ayudar al adolescente a encontrar la manera de afrontar sus dificultades dando a entender a sus adultos que es capaz de gestionarse y que pueden confiar en que puede tomar decisiones que le ayuden, y que cuando no sepa que hacer sabrá contar con la ayuda de sus adultos.
De esta manera, la terapia le ayudará a:
Desde nuestro punto de vista uno de los principales factores de ayuda en un proceso terapéutico es la relación entre el adolescente y su terapeuta. Vamos a procurar crear un ambiente terapéutico donde prime la confianza, la comprensión y el respeto. Contarle tus problemas a un extraño es difícil, por eso se busca que esa relación no resulte extraña, sino amable y personal.
Una vez conseguida una relación terapéutica cálida y amable, nos plantearemos como objetivo terapéutico ayudar al adolescente a delimitar sus propias preocupaciones ayudándole a ponerse en marcha para encontrar la solución. En este proceso se le ayudará a comprender su contexto ambiental de forma sistémica para que entienda a sus padres, sus preocupaciones, su deseo de cuidarle y para que retome un control responsable de su vida y mejore la relación familiar.
En Elea, cuando el psicoterapeuta lo considera oportuno aplicamos la Realidad Virtual (RV) que nos permite generar entornos realistas y sin riesgo que, guiado por la acción del psicoterapeuta, facilitan el tratamiento y permiten al joven aprender estrategias para superar tus dificultades y resolver la causa de las mismas.
Cuéntanos tus necesidades, nos pondremos en contacto contigo para informarte. Si no te es posible asistir de forma presencial también te ofrecemos la posibilidad de realizar la primera consulta gratuita online.