Un embarazo, el nacimiento de un hijo, un cambio de trabajo, la adolescencia, son algunos de los ejemplos de acontecimientos en la vida de una familia que van a necesitar una adaptación de todos los miembros, y si esa adaptación no está coordinada pueden aparecer problemas donde ese desacuerdo se convierte en esa “pelea” que no resuelve nada.
También puede ocurrir que, por simple evolución personal, los miembros de una familia o pareja vayan cambiando de intereses, formas de ser, actitudes, etc. Y esto puede generar una necesidad de cambio en el sistema de relaciones familiar que, de no atenderse puede ir generando un progresivo distanciamiento.
Cuando esto es así, puede llegar a ser difícil la solución desde dentro de la familia. Cualquier familia que esté sufriendo, ya sea por la situación personal de uno de sus miembros o porque la dinámica familiar les genera dolor, pero hay deseo y voluntad de superarlos, pueden beneficiarse de la psicoterapia de familia donde, con la colaboración de un terapeuta especializado, tendrán la oportunidad de enriquecer su funcionamiento familiar con un punto de vista formado.