La principal ventaja que nos ofrece la realidad virtual en psicoterapia es su capacidad para mostrarnos entornos interactivos similares a la realidad, sin tener que desplazarnos hasta ellos o esperar a que ocurran, y sin salir de consulta. Si tengo miedo a conducir, por ejemplo, la realidad virtual nos ayudara a recrear esta experiencia sin tener que subirnos a un coche.
Nos permite controlar y planificar el proceso terapéutico y personalizar las intervenciones psicológicas a las características y necesidades del paciente, así como intervenir en distintas variables que son casuales como la cantidad o velocidad del tráfico, o la meteorología si conducimos por ciudad o autopista. O incluso variables internas como la sensación de escuchar nuestras palpitaciones o nuestra respiración agitada. Podremos repetir un acontecimiento dentro de la intervención sin necesidad de depender de que se produzca para poder habituarnos a él.
También nos permite medir las respuestas objetivas de la ansiedad mediante sensores de biofeedback. Obteniendo una información que complementa nuestra percepción del miedo aumentando la precisión con la que podremos intervenir y mejorando el feedback que podremos ofrecerte sobre tu evolución.
Además, nos ofrece varias formas de relajación guiada, así como entornos dedicados al mindfulness que van a favorecer el entrenamiento de estrategias de afrontamiento. Esto nos va a ayudar mucho a que aprendas a relajarte con facilidad antes de exponerte a tu miedo o mientras lo estés viviendo o incluso en tu vida cotidiana.
“Contamos con más de 70 entornos de realidad virtual, con decenas de escenas y vídeos 360º, que nos permiten tratar todo tipo de trastornos.»