Cada día nos encontramos en la escuela con más niños que tienen problemas de atención que condicionan su rendimiento escolar. Algunos pueden tener TDAH o TDA, otros no, pero sabemos que la atención se puede entrenar porque el cerebro tiene capacidad para aprender.
En el TDAH/TDA hoy contamos con numerosos estudios científicos, realizados con técnicas de neuroimagen y neurofisiología, que nos ofrecen evidencias sobre la existencia de patrones neuroquímicos y neuroanatómicos disfuncionales en ciertas áreas cerebrales, como son las zonas prefrontales y orbito-frontales, y que se observan a nivel de las ondas cerebrales cuando realizamos distintas actividades.
Las ondas cerebrales (alfa, beta, theta o gamma) entran en funcionamiento según la actividad que estemos realizando: relajación, pensar, sueño, tarea, etc. La disfuncionalidad en los patrones cerebrales de los niños/as con TDAH se caracteriza por un incremento de las ondas cerebrales theta (que produce un aumento de la actividad o de la excitación) y una disminución de las ondas alfa y beta (del estado de relajación, de reposo y de la atención consciente), produciéndose la falta de atención, hiperactividad e impulsividad típicos del TDA o TDAH.
El neurofeedback es un tratamiento neurocomportamental, completamente inofensivo y nada invasivo, que se lleva aplicando con éxito muchos años en Estados Unidos y recientemente en España. Es una forma de ejercitar el cerebro con la que el usuario toma conciencia de cómo funciona su cerebro y aprende a autocontrolarlo y autorregularlo para modificar el rendimiento de determinados patrones de su actividad cerebral consiguiendo mejoras en las actividades de su día a día.
En el caso del TDAH la intervención se centra en cambiar el ratio (o proporción) de las ondas theta/beta, ya que un ratio excesivamente elevado se asocia con problemas atencionales, de concentración e incluso de control de impulsos.
El objetivo terapéutico consiste en enseñar al niño/a cómo funciona su cerebro. Éste recibe feedback en el momento exacto de la acción lo que le lleva a atender a los errores y a entrenar las funciones sobre las que normalmente no tiene un control consciente: la atención, la regulación del foco atencional, la planificación y la autorregulación de su actuación en función de objetivos conseguidos o no, y a entrenarse en inhibir los estímulos distractores.
Pero, ¿cómo se realiza? se colocan uno o más sensores que recogen, automáticamente y en tiempo real, la información sobre la actividad eléctrica del cerebro permitiéndonos analizar el patrón de sus ondas cerebrales.
El niño/a juega con un videojuego, pero es su mente la que produce el movimiento en el juego, sin usar un teclado, ratón o joystick. Así toma conciencia de cómo está funcionando su cerebro y cuál es su poder sobre él. El juego introduce distractores y refuerza al usuario a través de puntos, sonidos o premios cuando consigue mantener los niveles de progreso propuestos. A lo largo del entrenamiento se le informa de cómo son sus resultados y su rendimiento, para que pueda modificar la actividad de su cerebro en función del objetivo/recompensa.
De esta manera conseguirá mejorar su rendimiento de aprendizaje (siempre que no existan otras dificultades), la memoria de trabajo y velocidad de procesamiento, aumentará su capacidad de concentración, autocontrol y autorregulación. Conseguirá mayor seguridad y confianza, y aumentará su interés por el trabajo.
¿Y cuantas sesiones son necesarias? El neurofeedback requiere varias sesiones que pueden variar según los sujetos, pero que pueden oscilar entre 20 a 40. En la fase inicial se recomienda entre 2 o 3 sesiones por semana, en la etapa final se pueden reducir a 1sesión por semana.
Además el Neurofeedback es aplicable también en casos de problemas de aprendizaje, ansiedad y estrés, migraña, dolores de cabeza, dolor crónico, trastornos del sueño, alto rendimiento, y mantenimiento de funciones cognitivas con personas mayores.
Carmen Castello
Orientadora y Pedagoga.
Directora de ELEA.
Publicado en la Revista Zitus