Las personas cuando se van haciendo mayores y van enlenteciendo sus capacidades cognitivas se olvidan de las palabras, de los hechos, de lo que iban a decir.
Los interlocutores que saben conectar con personas mayores entienden que los olvidos son normales en el proceso de envejecimiento y les ayudan a salvar estos momentos, facilitándoles que los resuelvan de manera natural, sin que estas situaciones les hagan sentir mal y estimulando su conversación.
Algunas personas, a veces familiares próximos, no comprenden que para toda persona mayor esta etapa de pérdida de facultades es dura y que el mayor, si no se siente entendido, intenta disimular que no oye, que se le ha olvidado una palabra o que no se acuerda de lo que estaba diciendo y opta por hablar menos para no evidenciar sus fallos.
Es frecuente que la persona mayor esté mucho tiempo sola, acompañada de sus pensamientos y sentimientos y se va metiendo hacia dentro, perdiendo la necesidad de hablar. La soledad y la falta de comunicación pueden producir depresión en estos casos.