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El mejor regalo para Navidad

Se acerca la Navidad y todos sentimos una especial necesidad de regalar y de que nos regalen, y los niños mas que nadie. Sin embargo, los adultos sabemos que “la vida” no nos colma de regalos, que conseguir lo deseado no es una meta fácil, supone esfuerzo, empeño, tesón. A pesar de ello, los padres tendemos, sobre todo en estas fiestas navideñas, a regalar demasiado y, con ese empeño de que no les falte de nada, no les enseñamos a manejar las expectativas, la frustración, la ilusión o la motivación por conseguir algo importante.

Cuando los niños “tienen mucho” a su alrededor no valoran lo conseguido porque no han puesto nada para lograr su meta y se acostumbran a que conseguir es fácil, un derecho, y no un premio consecuencia de su esfuerzo.  Por otro lado, muchos se frustran porque, a pesar de que es mucho lo que reciben, siempre puede ocurrir que no llegue aquello que desean o que no llegue de la manera que ellos esperan y sus expectativas se desvanecen.

Como educar a tus hijos con los regalos

Regalar es una oportunidad para educar a los hijos.

Saber regalar es un arte, un don. Tiene un principio importante desde el que partir: “no tienes obligación”. Nadie tiene la obligación de regalar y pierde su sentido cuando se convierte en obligación. Saber regalar no es dar lo que a cada uno le gusta, nace de una necesidad de agradar al otro para que, proyectándose en él, consigamos el deseo de hacerle más feliz.

arte de regalar

Saber recibir un regalo es, aún más, un don, y también tiene un principio: “nadie tiene la obligación de regalarte” y, por tanto, lo importante no es el valor de lo regalado, sino el acto en sí, la ilusión y proyección que la persona que te regala ha sido capaz de poner sobre en ti. Para saber recibir, es fundamental eliminar las expectativas de lo que debería ser o de lo que creemos que nos merecemos, y deseos que transforman este momento mágico en una obligación.

Cuando aprendemos a regalar y a recibir regalos es porque nos hemos liberado de las expectativas, de los deseos, de la frustración. Es porque vivimos desde la empatía, desde la gratitud, y estamos próximos a entender y dar valor a las personas que nos rodean.

Así, podemos aprovechar la magia de la Navidad para disfrutar de nuestros hijos y enseñarles el arte de regalar y de recibir regalos. ¿Te apuntas?

 

Feliz Navidad

 

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