¿Qué puedo hacer con mi hijo que quiere hacer todo solo?
El desarrollo de la autonomía es un proceso evolutivo. Los niños desde que nacen van pasando por diferentes etapas y nuestra función como padres es la de acompañarles y facilitarles el proceso.
Cuando un bebé es recién nacido es totalmente dependiente del cuidador pero ya a los 2 ó 3 meses, en el momento en que es capaz de sujetar la cabeza, se da cuenta de que se abre ante él un mundo lleno de posibilidades y rico en estímulos. Entre los 7 y 9 meses puede desplazarse mediante el gateo y decidir por sí mismo donde quiere ir. El punto álgido de la autonomía e independencia de la primera infancia lo encontramos con la aparición de la bipedestación alrededor del año. Por tanto la autonomía en los primeros años de vida está muy unida a su desarrollo psicomotor.
Los niños empiezan a querer correr constantemente, moverse de un lado hacia otro y a explorar todo el mundo exterior. Debemos dejar a nuestros hijos que se sientan con la suficiente seguridad y confianza como para satisfacer su inquietud y curiosidad por todo lo que les rodea mientras que no exista un peligro real. Es de vital importancia para el futuro del infante que esto se lleve a cabo para evitar frustraciones y por el contrario contribuiremos a formar un niño feliz educado en la superación y el esfuerzo.
Hacia el año y medio el niño no solo comunica a sus padres mediante gestos lo que desea, si no que aparecen las primeras palabras. Mediante estas, es capaz de comunicar de una manera más exacta a los demás iguales y adultos sus intereses, gustos, lo que le agrada o desagrada…De esta manera, observamos que aquel bebé que nació totalmente dependiente de nosotros tiene un ente y un espacio propio que debe de ir conformándose con el tiempo. No se trata de que le dejemos total libertad para hacer lo que quiera, pero sí de acompañarle en su descubrimiento sabiendo que si nos necesita estamos cerca.
Todos los niños tienen un ritmo biológico diferente y el desarrollo de la autonomía se va desarrollando de acuerdo a estos parámetros de madurez y crecimiento. Por tanto, en los objetivos que queremos que cumplan (lavarse los dientes solos, comer con tenedor, recoger sus juguetes…) debe de haber una percepción realista de sus fortalezas y capacidades para desarrollar aquello que le estamos pidiendo. Una vez establecido el objetivo debemos de enseñarles pautas y darles el modelo para que puedan hacerlo.
Autonomía de los niños a partir de los 2 años
En ocasiones tendemos a sobreprotegerlos porque además consideramos que no tienen la capacidad para hacer ciertas cosas como comer o vestirse solo…Tenemos que dejarles la libertad de probar y la libertad de equivocarse. Es normal que tu hijo quiera empezar a hacer las cosas por sí solo. Algunos consejos que te pueden ayudar para fomentar la autonomía de manera sana son:
- Aprovechar situaciones cotidianas como el aseo o la comida para dejarles que sean ellos quienes tomen la iniciativa.
- Ante los obstáculos y dificultades que puedan surgir dejarles que sean ellos quienes intenten resolverlos. No darles la solución sin más.
- Ayudarles a buscar alternativas cuando se frustran porque no saben hacer algo.
- Cuando tengan ganas de aprender algo motivarles y estimularles para que lo intenten.
¡Te animo a que lo pongas en práctica! No obstante, cuando el niño no es capaz de superar todas las etapas vitales por las que pasa el desarrollo del niño a nivel madurativo pueden surgir problemas de diversa índole. Por ello, en Elea, Instituto Psicoeducativo, disponemos de profesionales que le ayudarán a fomentar las habilidades necesarias para fomentar la autonomía y confianza de su hijo.
Zaida Moreno
Psicóloga.
Experta en Psicodiagnóstico y Atención Temprana de ELEA